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Con más de dos millones de piezas en su colección, recorrer el museo por primera vez puede resultar abrumador. Por eso, te compartimos cinco obras que no te podés perder en tu primera visita.

Un vistazo íntimo a una sala de ensayo de ballet en la Ópera de París. Con su característico uso del pastel y el encuadre poco convencional, Degas captura la naturalidad del movimiento y la concentración de las bailarinas

En este autorretrato, Van Gogh experimenta con el color y la luz, mostrando una mirada penetrante y directa. Es una de las tantas obras donde el artista explora su identidad a través del pincel.

Una pintura clave del período temprano de Picasso, donde empieza a definir su estilo personal. El retrato muestra a la escritora Gertrude Stein, figura central de la vida cultural en París a comienzos del siglo XX.

Una de las mejores expresiones del expresionismo abstracto. En esta obra, Pollock utilizó su famosa técnica del “dripping” para crear una red energética de líneas, manchas y ritmo visual.

Una obra clave del neoplasticismo. Mondrian reduce el arte a sus elementos esenciales: líneas rectas, colores primarios y equilibrio geométrico. Pura armonía en una cuadrícula perfecta.